lunes, 1 de septiembre de 2008

cardos y conejos


los regalos que no te esperas siempre saben mejor que los prescritos en fechas señaladas. a quien le gustan las sorpresas, disfrutará mucho más desenvolviendo ese regalo que quien las teme, sólo esperando encontrar aquello que previamente había deseado. 
si siempre eliges el camino recto, fácil, bien señalizado, la autovía rápida, lo único que encontrarás serán algún bache, tramos en obras, atascos inesperados... imprevistos que te harán torcer el gesto y te amargarán el viaje. si, por el contrario, te sales de la ruta convencional y eliges ese otro camino de tierra, ya has aceptado la dificultad, el desafío y la sorpresa. no te echarán para atrás ahora las curvas cerradas ni los charcos, el polvo ni los socavones, y seguramente te encontrarás con sorpresas agradables y, por supuesto, el placer de la aventura, a poco que abras los ojos y el corazón.
claro que, no todos sirven para ésto...

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en un rincón de Parquesol, enmarcado en ángulo por una puesta de sol de verano tardío, hay un jardín de cardos castellanos (jardín de cardos=cardín). a medida que la esfera va desapareciendo entre postes de la luz y grúas en paro, una grupo de conejos sale con cautela de su madriguera para el silflay de por la tarde. aunque parece que les hemos caído bien, no se fían del todo y se mantienen a buena distancia

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el sábado puso fin a una de las semanas más largas de mi vida. saltamos a lomos del diablo rojo para perdernos lo mejor que supimos en el tercio norte peninsular. a la vuelta, Salami a la puerta de casa recordándome un poco de lo mejor de lo que he dejado atrás en Londres. enganchar con la boda de A&E.S sin tiempo para haber disfrutado de una resaca decente... ahora sí, ahora vienen todas juntas. y además, dos días sin Salami... el silencio duele en mis oidos. 

2 comentarios:

María dijo...

vaya interesante, eso del camino se lo tendría que leer algún que otro amiguito mío, con dios pues!

ronyiszka dijo...

i wish i understood more of your writings..