miércoles, 23 de mayo de 2007

Clapton

una vez que uno se va a vivir a Clapton, empiezan a pasar cosas extrañas. diez minutos después de descargar el camión con mis baúles (llenos de blusas y toquillas) y bártulos, aparece la primera visita formal en forma de Waani, quien también tiene algo que descargar, en forma de huevo ¡ojalá todas las visitas fuesen así!, le digo (lo pongo por joder). y nos vamos al búnker por seguridad y de hecho para enseñárselo, el búnker, que de hecho él no conocía ya que era su primera visita.

lunes por la mañana, a eso de las 8 (joder!) mensaje de radioDavid informando de que Tiga pincha en el Tea bar por la noche y gratis. yo ni idea de quién es pero allí me presento y que alguien me explique dónde estoy y qué dia es ante la locura desbocada (y un poco pastillera) de 500 personas en el Tea bar un lunes a las 11 de la noche. no hay mejor forma de empezar la semana, no

siguiente, ayer fue el día, ese fatídico, temido día en que empieza el calorcito en serio, después de un par de amagos primaverales. ayer se soltaron las amarras, y ya empezó la temporada... ayer era ese día en el que deseas no salir de casa, y que si tienes que ir al centro en bus mejor cierra los ojos y duerme, y si tienes que ir en metro, con más motivo. ayer ya todo era ese sordo rumor un poco más abajo del botón de la barriga. era ir en bici y temerse lo peor ante el dramático incremento de las posibilidades de tener un accidente debido a las distracciones. ayer los obreros de la construcción estaban más que nunca inquietos y yo diría que irritables, los conductores, todos, por alguna razón, persistían en olvidarse que el semáforo termina por ponerse verde. muy verde.

menos mal que yo soy rojo


masimor@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si hay un ayer es porque estás en un hoy. Mientras lo haya, todo va bien