miércoles, 26 de octubre de 2005

las putas tristes

escucho la lluvia caer, torrencial, rotunda. observo cómo chorrea mi ropa tendida afuera. se me olvidó recogerla. por la ventana entra el salpicar de agua de una cañería rota ¿y qué no lo está? cierro la ventana, me lío un petardo y sigo escribiendo historias. esta mañana iba tan contento a mi primer día de trabajo en un sitio nuevo, leyendo a intervalos de Metro, Memoria de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez. Hacía el cambio en Embankment, donde cogía la Circle o District hasta St. James´s Park. me disponía a subir al tren cuando un tipo, que se debía de haber dormido, salió apresuradamente del vagón, golpeando con su maletín el libro que llevaba de mi mano. tras rebotar inverosímilmente en el canto del andén, se coló, de puta mala suerte de gol del Madrid, por el mindegap al fondo del abismo de la sima de las vías de la Central/District Line. no lo volví a ver jamás. el tren cerró sus puertas y puede que lo arrastrase en su torbellino de despedida. el operario del Underground, que había presenciado toda la escena, me tomó los datos y me dijo que volviera mañana por si los ingenieros lo encontraban. también me preguntó el título del libro, y me preguntó que si era español a lo que respondí que yes.
no he vuelto a leer

manolai@gmail.com

4 comentarios:

Anónimo dijo...

se fueron las putas, se acabó la el ejecicio intelectual... Casualidad o causalidad?

Anónimo dijo...

Sólo la vida....

Bowie dijo...

esa es una gran historia, Guido


dale duro

Anónimo dijo...

echo de menos tu sonrisa