martes, 10 de agosto de 2004

hoy me he enfadado; ha llovido mucho y se me ha mojado el cuaderno en el que venia escribiendo hasta ahora. La tinta del boligrafo que venia utilizando es de las que se corren en cuanto se mojan (como algunas mujeres. pocas). aun no he evaluado la perdida total de informacion, pero de momento se me han quitado las ganas de escribir en ese cuaderno, y lo hago aqui.lo mejor que me ha pasado hoy es que me han regalado una cafetera. una italiana, ademas, traida de Italia, de Florencia para ser exactos. me la ha regalado Daniela -Dani- una amiga muy especial. Decia que no sabia que regalarme (no tenia por que regalarme nada) pero ella es asi. Ha sido uno de los mejores regalos que me han hecho en mucho tiempo, y uno de esos que recordare toda mi vida, bien porque se trata de un utensilio insustituible en la vida cotidiana de un ser humano tal y como yo lo entiendo (imaginarse un cepillo de dientes que te dure para siempre), bien porque si lo pierdo o se estropea o si la presto y no me es devuelta, sera una de esas perdidas que tambien recuerdas toda tu vida, acompañadas por una punzada en el pecho.pero no es eso lo que me trae a este estado escriba. es que me he acordado de la Tia Mariluz. lo primero, por la cafetera. conozco pocas personas que se asocien tan bien con una cafetera a plena marcha, con el olor del cafe, con una taza de cafe, con la idea de cafe, con un cafe y un cigarro en la mano. coño, con lo que definia antes con ser humano tal y como yo lo entiendo. irremediablemente, la cafetera italiana me lleva a la Tia Mariluz. la cafetera sera medium para infinidad de cosas y recuerdos, sentimientos... pero siempre provendra de un sentimiento ultimo, y es el de todos los recuerdos en los que esta la Tia Mariluz.Ademas, por h o por b, a la Tia Mariluz la he visto mucho este verano, cuando he estado en Valladolid. Es decir, mucho, unas cuantas veces. Pero lo suficiente como para que permanezca cercana, para que no se diluya en esta catarata de sentimientos exiliados en el que tantos se ahogaran, irremediablemente. Hay otra cosa. El domingo termine de leer Vivir para contarla, la autobiografia de Gabriel Garcia Marquez, que ella me regalo las ultimas Navidades. Me hizo tanta ilusion, tenia tantas ganas de leerlo... sus 600 paginas me han durado tan poco en las manos...

masimor@hotmail.com

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