del paseo por el desierto me quedan, como al Principito, recuerdos de experiencias con seres y personas fantásticos. cuando no los espejismos, las sombras, los brillos y los ecos, el ruido del silencio y los latidos del corazón han creado una película en el espacio entre retina y cerebro. allí conviven lo real y lo fantástico entremezclados, destilando historias en las que los zorros patrullan el atardecer, las ardillas redistribuyen la riqueza, los cuervos dan la hora y las babosas la lata; los pájaros carpinteros salen en el telediario, las ratas entienden más que nadie de arte, y los patos se han hecho con el control de las vías marítimas y fluviales.
viernes, 22 de febrero de 2008
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