martes, 29 de noviembre de 2005

fracaso

ambos habían naufragado en sus propias vidas y ahora flotaban, frente a frente, a la deriva. nadaron desesperados el uno hacia el otro . se agarraron, se besaron y se abrazaron con rabia. al rato estaban cansados y sin fuerzas para seguir a flote. empezaban a hundirse sin remedio y trataban de sustentarse el uno en el otro. empezaron a luchar y a golpearse y morderse y arañarse y darse patadas y estrangularse y al final lo lograron. ambos yacen en el fondo del océano dándose la espalda y los peces ni se acercan

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lunes, 21 de noviembre de 2005

lunes

ha pasado mucho tiempo desde que apareció el último párrafo en esta página; más tiempo aún desde la última tilde, de la última eñe, desde la última foto
ya estoy en mi nueva casa; el wireless no funciona del todo bien aquí arriba, pero llega, llega...

en un día tu punto de vista cambia diametralmente... hoy leí el mensaje que enviaba a Jose hace menos de una semana. no le contaba nada, pero yo sí me lo leía entre líneas. qué negro era todo, qué mal pintaba. ¿y qué? aún se duele el mundo de los mordiscos que le di. él muerde más fuerte, pero ahora era mi turno. por eso pregunté a Jose de dónde era esa frase: "sonríe como si nunca, nadie, te hubiese partido el corazón"

esta mañana, como tantos otros días en que no sé si voy a trabajar o no... al final me han llamado para ir a Mornington Crescent... al lado de Camden, nunca había estado allí por la mañana, The Crescent. me ha recibido mi manager, que resultó ser Paul, qué bueno, me recordaba pero no sabía de qué o, mejor, de dónde. pasa mucho en este oficio, en esta ciudad. le dejé con la intriga un rato. estuvimos recordando cuando yo le enseñaba frases picantes en español para decirle a Natalia a cambio de que él me enseñase cockney.
allí mismo, reconocí a una chica a quien recordaba del Sanjo, Patricia. creo que se alegró de que la saludase.

puede que esta semana sea muy grande. muy importante

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Priscilla, reina del desierto Posted by Picasa

lunes, 7 de noviembre de 2005

baron rojo

entonces un dia aparecieron unos nuevos, alargados, retorcidos, siniestros y ladinos, y los viejos 38 dejaron de verse. asustados, probablemente, o reprimidos, abandonaron su ruta habitual, confinados al fondo de algun garaje o cochera. alli empezarian a buscar su nuevo camino, su via de escape a traves de los tuneles y corredores, pasajes y callejones de la vieja ciudad Este intentando, como todo ser acorralado y obligado por las circunstancias, llegar a nuevas pistas o caminos donde, si no bienvenidos, al menos fuesen tolerados. solo sabian de un lugar donde viejos autobuses eran reconocidos y respetados. y hacia alli, hacia abajo, en linea recta, atravesando el Centro de la Tierra, emprendieron el camino hacia su Tierra Prometida: el desierto australiano

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