había ratas por todas partes. cientos de ellas. corrían y se amontonaban aquí y allá en los rincones, junto a las paredes. algunas se te acercaban curiosas. a Oli se le subían a los pies, y había que andarse con cuidado de no pisarlas. otras trepaban por donde podían, por los pantalones del esqueleto que estaba sentado cual centinela. se apiñaban al calor de sus fémures y anidaban en sus costillas. algunas se habían subido a sus hombros y a su gorra. otras se perseguían juguetonas, se peleaban, fornicaban. había muchas junto al comedero y el bebedero. todo estaba lleno de excrementos y orín y tufo de rata. en las paredes había cuadros de paisajes y escenas costumbristas, con un toque llamativo, un detalle hiperrealista. había esculturas. estaba el esqueleto sentado en una silla. había una chica rubia con falda y zapatos de tacón, que sonreía y atendía a curiosos y visitantes mientras las ratas corrían bajo sus piernas, por el puente de sus zapatos. no parecía importarle.
era sólo una habitación, y todo se contemplaba de un vistazo, también desde la calle, a través de la vidriera.
decidimos entrar
manolai@gmail.com
lunes, 24 de octubre de 2005
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1 comentario:
evocando a Delibes?? menuda paranoia... he sentido repelusssss!
ars.
a ver si hablamos
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