sábado, 22 de enero de 2005

Hay veces que no escribo porque no tengo nada que contar;
otras veces lo que tengo no vale la pena
o es demasiado triste.
Otras veces lo que tengo no me apetece compartirlo,
aunque resulte dificil de creer.
Otras veces tengo muchas cosas que contar
pero una vez en el ciber, se me olvidan.
Hay muchas veces que lo que me apetece es "escribir"
y no teclear. Y no es lo mismo.
Otras veces sólo pienso en alguien en concreto,
y tiene que ser él o ella y nadie más;
hay semanas que pienso mucho en alguien, y en nadie más, como digo,
pero al final ni le/la escribo por eso que digo que me pasa a veces en el ciber.
Y éso sí que me entristece, porque a veces siento la necesidad de hablar con Alguien o de contarle algo y al final no lo hago y creo que ese Alguien va a estar enfadado conmigo por ser tan perezoso o tan dejado o tan despistado u olvidadizo....
Normalmente me olvido mucho de las personas a las que más quiero, lo cual no significa que si te escribo es que no me importas nada. No. Hay personas a las que enviaría e-mails en blanco, porque los empiezo... de hecho no sé ni por dónde empezar, y para poner bobadas lo dejamos, y mejor otro día, y esto no era lo que yo te quería decir, es decir, entiendeme, no me malinterpretes, y se me acaba el tiempo, y se me colgó el ordenador de este puto ciber...

Me alegra y al mismo tiempo me entristece que los amigos que vienen a visitarme me digan que (ya) nunca escribo. Me gustaría poder citar a Sócrates para explicarlo, pero Sócrates nunca escribió nada. Me gustaría que algún día alguien pudiese decir lo mismo de mí, pero me temo que para éso es ya demasiado tarde.

Jose, enhorabuena por el trabajo. Y que no te dé vergüenza sentirte orgulloso. Vergüenza debería darte no estarlo. Y Zamora es éso, una vecina a la que un día sorprendemos desnudándose por la ventana del patio y de la que nos enamoramos locamente.


manolai@gmail.com

No hay comentarios: