el tren, el HÉV de Szentendre, en pocos minutos nos transporta -a nosotros y a nuestras bicis- doscientos años atrás a una playa fluvial bajo las torres de cuatro iglesias, callejas empedradas, cervecerías y 'lángoserías' escondidas. y también a sus colinas de casas pijas pero con puestas de sol... de cine, claro
esta versión del St. Albans de Londres, El Escorial de Madrid, etc. es un rincón que parece el escenario de un cuento de princesas y de brujas que, en domingos cuasiprimaverales, depara sorpresas como estos nuevos vecinos moluscos bivalvos
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