domingo, 30 de marzo de 2008
rutina
Brisbane
martes, 25 de marzo de 2008
manly, capital de Sydneyland
hemos pasado la mayor parte del día en una cala de aguas transparentes y tranquilas, en lo que sería aún el dintel del Puerto. tras el baño, un arroyo proviniente de la reserva y que desemboca al fondo de la playa en una pequeña cascada, nos ha servido para desembarazarnos del salitre y darnos un último refrescón
de vuelta al Circular Quay, en el corazón de la ciudad, punto del que salen y al que llegan todas las líneas de ferry, pasamos en frente de las Cabezas, la puerta del Pacífico. allí el mar es más fuerte, y la cresta de algunas olas se levanta por encima del barco, y aterriza en más de un desprevenido pasajero
Es el puente de Semana Santa, y Sydney está lleno de turistas y vacío de “sydneysiders”, por lo que nos unimos con mayor motivo al rebaño. al regresar al centro, el Harbour Bridge, al fondo, y la Opera House a nuestra izquierda, flanquean nuestra entrada en el puerto, entre idas y venidas de un sinnúmero de otros ferrys, taxis acuáticos, veleros privados, cruceros de toda talla y calado, y botes del servicio del Puerto.
paseamos por The Rocks, hasta el Darling Harbour, donde se encuentran la mayoría de atracciones y restaurantes chic, así como el Aquarium y el Museo Marítimo. de ahí, volvemos al centro por Liverpool St, donde nos llaman la atención los restaurantes españoles, y en especial un par de luminosos de Estrella Galicia. ya es de noche, y la ruta principal la forman los pubs y clubs de la zona gay –Oxford St hasta Paddington-, posiblemente la más fresca y movida del mundo
tras unas cervezas en el Velvet, volvemos a nuestro refugio en Marrickville, un clásico barrio residencial del suroeste de la ciudad, donde June nos contará historias –más o menos relevantes con la ciudad, el barrio, y la casa donde ha vivido 72 años- hasta bien entrada la madrugada
una pasada
manolai@gmail.com
martes, 18 de marzo de 2008
novocastrian
tras 7 dias y 1800 km recorriendo el interior -selvas, inmensos bosques de eucaliptos, caminos de tierra, fauna salvaje y escaso contacto con humanos- retomamos la ruta de la costa en Taree y, mas tarde, Newcastle. es aqui donde hemos encontrado un mas que necesario descanso, experimentar 2 noches seguidas en el mismo sitio y comer sentados a una mesa. una casa de sueño para cualquier europeo -normalita para los estandares australianos- y una familia encantadora, fueron la bienvenida ofrecida a dos exhaustos, polvorientos y asilvestrados piratas de interior.
Newcastle, en abrazo con el agua del Pacifico y del rio Hunter, con su puerto -para el que continuamente hasta 30 petroleros hacen cola para entrar, en el horizonte- y sus 7 playas, 4 de ellas rodeando el casco antiguo, en las que se puede nadar, hacer surf, kite surf... haciendo así las delicias de los estudiantes que pueden permitirse un baño y unas olas entre clase y clase, y sus colinas y parques urbanos en los que aun podemos encontrar fauna salvaje
la aventura continúa, aunque el reto ahora es coger la ola del relax, el espiritu tranquilo y alegre, dejarse llevar por las brisas y el agua tibia, deslizarse por los días fáciles, los juegos de verano, las noches de miel y las lunas crecientes.
besos de sol
masimor@hotmail.com
sábado, 15 de marzo de 2008
las diferencias (#2)
martes, 11 de marzo de 2008
viernes, 7 de marzo de 2008
las diferencias (#1): el arroyo de juncos y los cielos del sur
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el jet-lag suele tener efectos devastadores en las personas que necesitan muchas horas de sueño. no tal en las más frugales. tras cuatro días amaneciendo entre las 5 y las 6 de la mañana y acostándonos sobre las 12, hemos concluido que el jet lag símplemente nos ha hecho avanzar los horarios, y los efectos de ello han sido tremendamente positivos.
lo segundo que percibes cuando te levantas es que no estás bocabajo ni patas parriba ni pegado al techo ni nada. tenía mis dudas de si en Australia la gente andaba bocabajo, pero ya he comprobado que no.
cuando llego a un sitio, de vacaciones, lo primero que hago es ponerme unas bermudas, camisetas de tirantes, chanclas (o nada), gafas de sol, sombrero o gorra… y también me pongo moreno. entonces me empiezo a dar cuenta de que la gente me mira por la calle o se quedan conmigo en las tiendas, y si me ve algún amigo conservador de Valladolid, me dice que voy dando el cante. aquí sucede todo lo contrario: te confundes con la paisanía local.
levantarse temprano tiene otras ventajas: te pone en contacto con la fauna avícola local: cacatúas, kookaburras, lorikeets, magpies, ibis, emus, crows, bush turkeys, y otras especies tropicales. el dulce trino del buitre carroñero es sustituído, por tanto, por el suave arrullo del pajarraco mañanero, que en este caso es coro que, cual mañanitas del Rey David, nos dan el consabido g’day!
el cielo (heaven+sky)
al amparo de la Cruz del Sur, un nuevo universo (bocabajo) se extiende sobre mi cabeza. Por otra parte, estamos mucho más cerca de la Vía Láctea que, paralela a la Pacific Motorway, sirve de tendedero a un sinnúmero de constelaciones desconocidas hasta ahora
lunes, 3 de marzo de 2008
último salto
Brunei
por las pantallas y por megafonía anuncian que la introducción de substancias ilegales –drogas- en el país es severamente penalizada. el castigo es la muerte
sobrevivimos. en Brunei cambiamos de avión. tras un transfer de algo más de una hora en el que no salimos de la sala de espera, tras ser registrados y despojados de unos peligrosísimos acondicionadores al coco y almendra comprados en el duty free de Dubai. al menos en este aeropuerto funciona el wi-fi
la última parte del viaje hasta Brisbane la haremos en los asientos centrals del avión. pena que ya no podré tomar fotos ni mirar por la ventana
ya estamos en Australia, sobrevolando el espacio aéreo al norte de la isla. el avioncito de la pantalla se dirige claramente hacia nuestro destino. anochece. queda poco ya. son las 8:30 hora de Brisbane, y sabemos que La Meca está a 13.348 km
nos reparten un papelito con claras y rotundas medidas de cuarentena, en el que nos preguntan hasta la fecha en que se nos cayó el primer diente, mientras nos rocían con spray desinfectante. al parecer, venimos del Reino Unido. ya en tierra, àsamos por al menos tres controles de pasaporte, perros chungos y aduana, y miles de preguntas.
ya está. ahora sí. estoy en Australia, aeropuero de Brisbane
domingo, 2 de marzo de 2008
Dubai
primera parada. 12:00pm hora local/5:30pm en Londres. 45 minutos en transfer, para que estiremos las piernas y nos tomemos algo, en un aeropuerto de marfil, lleno de tipos con túnica y turbante, mujeres misteriosas y viajeros cansados. me he comprado el último disco de los Smashing Pumpkins en el duty free. 55 dirhams.
han sido las primeras 7 horas de vuelo -un poco más de un tercio del total- y ya ha sido el viaje más largo que he hecho en mi vida. hay tiempo de sobra para hacer lo que quieras o puedas en medio metro cúbico de espacio: dormir, escribir, mirar por la ventana, leer, pensar, hablar con mi novia australiana, comer... ¡nos ceban! contínuamente te traen comida y bebida unas guapísimas y exotiquísimas azafatas malayas que...
tenemos por delante otras 7 horas, hasta Brunei, en Malaysia. Estamos sobrevolando la India, aunque es de noche y nos han pedido que bajemos las escotillas o como se llamen. faltan 5.500 kilómetros. las pantallas del avión contínuamente muestran mapas de situación a diferentes escalas; otro diagrama indica la dirección en la que se encuantra La Meca, que ahora está justamente a popa, y toda la información relativa al vuelo: altitud, temperatura exterior (¡ - 43ºC!), velocidad, distancia que falta y tiempo...
son las 2 de la mañana hora de Nueva Delhi, y Mac se está quedando sin batería y Nolo está cansado.
Royal Brunei
10:40am. superado el caos y la desorganización de Heathrow -o la tormenta en Alemania, como los ingleses prefieran- nos ponemos a la cola y... ¡allá vamos! el momento tan ansiado y desperado llegó, por fin.
tanto tiempo volando en Regionair, hacerlo ahora en Royal me hace sentir como la primera vez que viajé en avión, no hace mucho. en aquella fue Praga, a la que hemos sobrevolado hace ya rato
la comida del avión no está mal, y las azafatas malayas... uno de los canales de la tele/consola echa un documental sobre Hackney: un ricachón se hace pasar por voluntario en un centro de juventud en "el barrio más deprimido de Londres", al que al final decide donar un montón de pasta. el barrio, Homerton ¡hasta ha salido nuestra calle!, lo cual nos ha puesto un poco tristes.
sobrevolamos Irak (el Kurdistán). la vista es impresionante: interminables montañas nevadas casi al alcance de la mano.
ahora hay un documental sobre Gael García Bernal, y hablan de su discografía. Sin noticias de Dios; ya ni me acordaba de esa peli, y me gustó. tengo que volver a verla
más aeropuertos
Heathrow. el aeropuerto con más tráfico del mundo. 7:57 de la mañana. aún no estoy subido en el avión, pero ya se ve la línea de meta. en el retrovisor quedan intensos adelantamientos en el control de seguridad; la meta volante de facturación, los abanicos por los pasillos hacia el terminal 3; 29 millones de estaciones en el primer tren de la Piccadilly Line; la noche -2 horas en el sofá- en Ca Oli, convertida en albergue para otros 6 que, también, iban o venían de viaje; la carrera suicida con el taxista de turno; devolver las llaves de la casa a la que ya no volveremos; los últimos helados -lo último que quedaba en el frigo- en las escaleras del portal, esperando al taxi...
amigos
ha sido una semana muy dura; ninguna otra movida anterior puede compararse a ésta: trabajo, frío, no pocas malas noticias... dejar la casa donde hemos convivido un año, vaciarla de cuerdos y recuerdos, útiles e inútiles, y guardarlos, regalarlos, donarlos o prestarlos... y nuestros amigos, ¡se han portado tan bien!
¿adónde?
¿aún no está claro? preparar el viaje era en realidad lo más fácil y cómodo, aparte de que la motivación era distinta: bañador, chanclas, gafas de sol, bermudas, camisetas de tirantes... la maleta fue lo primero en estar listo de entre un montón de cosas innecesarias en un frío, húmedo y triste febrero Londinense.