alcanzada en pleno vuelo
y lanzada a la sima sin piedad.
Espada en mano, aún miraba
desafiante, confiada, inmensa
a lo que fuese que la hirió.
No conoce el dolor, ni el frío,
ni el miedo, ni el hambre...
qué importa éso ante la batalla.
Invencible sonrisa de pirata,
indomable cuerpo guerrero,
salvajes ganas de luchar
una noche más, una jarra más,
música, vino, risa, danza,
camarada hasta la muerte,
que llegue cuando llegue
venga de donde venga,
es ella quien espera,
espada en mano, sonriendo,
deseando la batalla que nunca,
nunca, será la última
manolai@gmail.com
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