un día el espantapájaros se cansó de que los cuervos y tordos se descojonasen de él y decidió aprovechar su poder y sabiduría para hacerse crecer alas y pico y echarse al cielo. craso error, pues poco tardando, una bandada de mirlos lo vio y, reconociendo en él a su viejo enemigo, se lanzaron como hienas que son sobre sus negras plumas y lo desgraciaron. la broma no quedó aquí, sino que decidieron colgarlo, tal como estaba disfrazado, de la punta de una verga, para mofa y escarnio de todo aquél antropomorfo ser que osase imitar a las criaturas del viento. hala.
moraleja: cada mochuelo a su olivo, y que cada palo aguante su vela