domingo, 25 de septiembre de 2011

anaerobia

esta semana tuvimos Masa Crítica, otra vez. sin menospreciar el evento, creo que ha sido el peor paseo en bici que he dado en mi vida. la organización, si es que existió, dejó mucho que desear. el concepto en sí, que no convencía. embotellamiento, caos, lentitud, y peligro.
una semana en la que he vuelto a reencontrarme con la bici. no me he separado de ella.
una semana de verano, en la que el buen tiempo se niega a irse. compartiendo conmigo un temor nervioso al invierno que, me temo, como el de hace dos años, será crudo y destemplado
el curso sigue su curso y parece que Septiembre no va a durar para siempre. como un mes en el que todo fueran lunes, eso parecía. eso parece aún, que todavía no lo hemos enterrado
pero lunes con picnic y siesta en Városliget. toma ya
la casa nueva en la que parece que siempre hubiera vivido, aunque me sigo pasando el portal cada vez que llego desde Andrássy (lo mismo me pasaba en Izabella, pero es que aquel portal)
y de vuelta a Margit Sziget, otra vuelta después de casi dos meses. ¿por qué dejé de ir?¿qué tan buenas excusas me inventaba?
¿será que ya han abierto el Puente Margít, por fin, para las bicis?
pero lo mejor de todo, poner buenas notas en el cole.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Lajos II (historias de pescadores)


su casa está junto al río, y vive de lo que pesca, y de los pasajeros que transporta de una a otra orilla. hace poco perdió su licencia de barca: la policía que patrulla esta vía de comunicación le cazó y, además de perder el carné, tuvo que pagar una fuerte multa por 'conducir' ebrio. esto desequilibró fatalmente sus finanzas, y tuvo que elegir entre una nueva licencia de barca o renovar la de pesca. no le quedó más remedio que prescindir de la última.
este incidente no hizo sino acrecentar sus tormentos y dejarle bien claro que su ruina se debía al alcohol. su mujer le había abandonado por este motivo y desde entonces su vida era una espiral tenebrosa.
sin embargo, no todo fueron reveses: cuentan los pescadores que las aguas del Danubio le devolvieron su buena estrella al arrastrar, flotando hasta su barca, un billete de 20.000 forintos, que es lo que cuesta la licencia de pesca. ni siquiera pasó por su casa antes de dirigirse a la oficina a obtenerla.
ahora tiene más cuidado y sólo bebe cuando no está 'de servicio'. ahora si pierdes el último ferry no hay más cojones que nadar, pues ahora sí que no hay excepciones. a no ser que le llames con tiempo y le avises de que llegas tarde para negociar un precio por su espera abstemia