sábado, 27 de agosto de 2011

tipicollas

este blog se empieza a parecer a un unicornio blanco, como los llamaba despectivamente un amigo argentino
aprovecho para cambiar de tono que tengo sentado a mi lado a un típico gilipollas. lamento si alguien se siente identificado/a y por tanto ofendido/a con la descripción que voy a hacer, pero el escozor contribuirá a la mejora de la convivencia y de la especie humana en general
me explico: voy sentado en un avión de Swissair, camino de Madrid vía Zurich. a mi izquierda, los Alpes y lagos suizos...¡no!, en realidad a mi izquierda hay un tipicollas (típico gilipollas) que exigió ocupar su asiento de ventana tal y como marcaba su billete para, tras el despegue, ponerse a ver una película en su laptop y bajar las ventanillas para que no le hiciesen reflejos en la pantalla
nací tímido pero la vida me ha hecho descarado: le he exigido que vuelva a subir las ventanillas.
ahora, además de pitarle los oídos por esto que estoy escribiendo, tiene esa incómoda sensación de unos ojos que otean más allá de ti a través de tu campo visual lleno de reflejos de lagos azules y cumbres nevadas

miércoles, 24 de agosto de 2011

Lajos (Angyalisziget)


sin Lajos no puedes llegar a la isla. en realidad sí puedes, pero habría que cruzar el río a nado y volver con la barca remando tú solo a recoger a los demás y las cosas... un coñazo. y ya no estamos para esos trotes

Angyalisziget mira a Ráckeve desde el norte, un tanto orgullosa de su aislamiento. las no más de 10 personas que viven allí permanentemente no quieren saber nada de un puente ni de asfalto. ni siquiera las bicis pueden circular por la isla. de hecho, ni aunque quisieran podrían maniobrar por esos lóbregos túneles verdes que son las calles de Angyalisziget
Lajos dirige el 'ferry' que te transporta a la isla, más o menos cada hora. otea desde su casa la otra orilla y si hay pasajeros... casi no te da tiempo a disfrutar el momento: a la de tres estás en la otra orilla rascándote el bolsillo en busca de sus 300 forint por barba

cuando de noche, ya cansado y ahíto de fröccs, te encaminas por la vereda hacia tu lecho sobre el río, no debes olvidar llevar contigo una vara para, cual palos de ciego, retirar las enormes telas de araña que estas tejen en los pasillos ahora tenebrosos. y lo mismo a la mañana siguiente, de vuelta a la casa a por cerveza o desayuno, debes romper algún himen que, por pena que te dé, se interpone entre el cielo y tú.

barcas de pescadores o de vecinos suben o bajan el río, y en mis sueños se confunden con los trenes nocturnos que siempre me ha gustado oir de noche. los mosquitos son un mal menor y evitable

tu descanso bajo las estrellas y a pocos centímetros del agua mansa es vigilado y arrullado por los pescadores que se instalan en plataformas vecinas para hacer de contrabajo a las ranas con el susurro monótono y acompasado de sus infinitas conversaciones en esa lengua imposible que es el húngaro.

a la mañana siguiente, los terceros rayos de sol te espabilan y te recuerdan que tienes hambre, que no tienes puesto el bañador y que debes, vara en mano, ir a por él para darte el primer chapuzón en ese espejo de cielo que es el Danubio a su paso por Ráckeve.

Lajos vuelve a recogerte el domingo para llevarte de vuelta a la realidad, el viaje en coche o en hév a Budapest, al asfalto, las bicis, la luz eléctrica y el agua corriente. pero sin agua

lunes, 15 de agosto de 2011

procrastinar

alguien escribe anónimamente un comentario aquí abajo, haciéndome un maravilloso cumplido sobre el blog, y a continuación lo elimina. pero no era el blog ni la entrada concreta lo que destacaba, no, sino el esfuerzo que lleva trasladar una idea al teclado, darle forma y formato, comprimirla, gramaticalizarla y finalmente aceptarla y darla por buena

y me lo dice cuando llevo un mes sin haber escrito nada

tal vez por eso... se ha dado cuenta y ha eliminado el comentario

de la misma manera que yo ahora podría eliminar esta entrada porque no me convence